Se agradece un arrimo de sol en la cara, desembozado y consciente de ese prodigio. Lo es siempre, pero cuenta en ocasiones la propiedad asumida de la luz, la comisión de ese milagro del que sólo se tiene noticia cuando adolece. Vivimos sin apreciar lo que se nos ha entregado. La plenitud no se adquiere adrede casi nunca: acude sin más, te roza o te abraza, te concede su acopio de belleza y de paz.
27.1.21
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Presentación de Mala fe en Lucena
Ayer dije y se dijo tanto que hoy no se me ocurre nada que decir. Me vienen palabras sueltas que no ordeno en una sintaxis. Abrazos. Besos...

-
Con suerte habré muerto cuando el formato digital reemplace al tradicional de forma absoluta. Si en otros asuntos la tecnología abre caminos...
-
Hay cosas que están lejos y a las que uno renuncia. Tengo amigos que veré muy pocas veces o ninguna. Tengo paisajes en la memoria que no v...
-
A elegir, si hubiera que tomar uno, mi color sería el rojo, no habría manera de explicar por qué se descartó el azul o el negro o el r...
No hay comentarios:
Publicar un comentario