Yo prefiero la palabra conchabar, que es de una fonética más íntima. Pues hay tanta gente conchabada que da miedo: miedo de verdad. No tendrán freno. Ganarán adeptos (Trump fue un veneno, un agitador, sigue siéndolo) y lograrán que entremos en la instituciones y derribemos los símbolos que las definen. Que se ponga coto a este desmán es (creo) cosa de todos. Hoy me he levantando pensando que la conspiración es una excelente recurso narrativo (espléndidas películas, magníficas novelas), pero es terrible si excede el territorio de la ficción y ocupa la realidad, la que niegan los que no creen en ella. Hay que creer en la realidad, a pesar de que a veces el sitio más confortable sea el de la ficción.
16.1.21
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