Acudirán esta noche los amigos.
Nos harán felices de nuevo.
Pondremos los viejos discos.
Haremos una barbacoa en la azotea.
Fumaremos Chesterfield
como Rita Hayworth. Habrá barbacoa.
Beberemos ginebra de la buena.
La cerveza tendrá la espuma de un río de oro.
Sublimes como ángeles, veremos
la noche festejar su caudal de misterio.
Felices, divinos seremos.
El tiempo estará de nuestra parte
como cantaban los Rolling en Hyde Park.
Recitaremos himnos o salmos.
Blondas de puro embeleso ocuparán
la oscura bóveda del cielo de la Horconera.
Antonio, con roto acento de Liverpool,
con limpio entusiasmo adolescente,
cantará eso de los Beatles de Lucy
en el cielo con diamantes,
mientras tú y yo sentimos gratitud
por los dones recibidos, por la gracia
sutil como el roce de un metáfora.
La noche jadeará en las alas de los insectos.
El amor ocupará la casa entera
y será verdad el loco don de los novicios besos.
Están afuera ahora los días sin pan ni abrigo.
Medran sin el temblor dulce de entonces.
Oigo al aire declamar su mudanza torpe.
Es del vértigo y de la fiebre el aire.
Es nuestra y de nadie la dicha.
Todo para declarar mi fe en la belleza.
El amor la tañe como una campana infinita.
El amor la cubre como un jinete glorioso.
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