La luz nos hace descender a las sombras. Ella traza la travesía, ella aparta las que surjan basta que la última irrumpe y se despeja la ecuación que somos. No ser nadie entonces y ser todos. La literatura de la muerte tiene algunas metáforas impecables. Nos incumben todas. Hasta las que jamás pensamos que pudieran. Se va hacia allí con el apero del que cada uno se aprovisiona. Ese acopio es privado y, al tiempo, es común y nos iguala invariablemente. Llegamos desnudos y nos vamos desnudos, pero habrá con qué vestir la partida. Mochuelo desoye la triste admonición del pobre Sócrates. Habla por ti, le dice. Tú sabrás quién eres. Cuando el camino concluye es la luz la que nos hará transitable la sombra, la mucha o la poca que alberguemos nos cogerá de la mano y nos llevará hacia donde nada sabemos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Comparecencia de la gracia
Por mero ejercicio inútil tañe el aire el don de la sombra, cincela un eco en el tumulto de la sangre. Crees no dar con qué talar el aire ...
-
A elegir, si hubiera que tomar uno, mi color sería el rojo, no habría manera de explicar por qué se descartó el azul o el negro o el r...
-
Con suerte habré muerto cuando el formato digital reemplace al tradicional de forma absoluta. Si en otros asuntos la tecnología abre caminos...
-
Celebrar la filosofía es festejar la propia vida y el gozo de cuestionarnos su existencia o gozo el de pensar los porqués que la sustenta...
No hay comentarios:
Publicar un comentario