29.11.22

333/365 Guillermo Carnero

 



La noche fabrica embelecos. Loca, la noche conquista quimeras.  Ebria, sin amante que la escuche ni la siembre, la noche es un ansia de vida reposada, un vértice secreto de semilla buscando un cuerpo, de palabras buscando un texto. Oh noche de mi herido San Juan, tú siempre, noche trasunto de mis días, gran noche levantada hacia mi alma, izada hacia mi alma, convertida en alimento de mi alma, yo te abrazo desde la cárcel de mi alma, sin esperanza de entrar de verdad en la tuya. Pasamos la noche abrazados a la muerte. La pequeña, la muerte dulce sin bajas visibles ni plañideras. 


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