24.11.22

328/365 Ingeborn Bachmann

 




Huir antes de que el hambre sea lo mismo que el invierno. Tener a mano los muertos. Los perros se mandan callar unos a otros. La niebla es uno de esos perros a los que se le ha parado el corazón. Arder antes de huir. Olvidar antes que arder. Saber que vendrán días más duros. Hundir las manos en el fuego. Luego la boca. Una palabra es una llama que no ha acabado de apagarse. Muchas palabras es la memoria de la ceniza. Detrás de cada poema respira un poema que no ha sido escrito. Debajo de cada vida hay otra que pugnó en balde por irrumpir. El paraíso es un libro con todos los poemas que nadie escribió. No hay resurrección, nos dicen. Se muere para siempre, se vive para siempre. "Ya no se declara la guerra, / se prosigue.". Hemos alimentado la esperanza de que las banderas acabarán desapareciendo. Las patrias. La tierra será un templo. Cuando anochece, nos reunimos en el bosque. Del amor sabemos lo que nos contaron. Del tiempo no sabemos nada. Caen las hojas cuando el otoño. Ellas conocen el secreto de los días y el rumor vano de las noches. Las miramos con adoración. No nos pertenecen. Son como de un sueño de otro al que nos asomamos. Somos la paciencia. 

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