28.11.22

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Decir lo justo para que se pueda añadir las palabras que se han omitido. No decir nada para que se pueda ocupar enteramente el silencio. 

Decir: la montaña de la que desciendo ha desaparecido, una brisa de otoño agita (indolente) la piel que mudó la serpiente. 

Decir: al alba tres cuclillos no dicen cucú, nada sobre la bondad de este mundo ni sobre la de ningún otro, los cucús de hoy no saben nada de los cucús de ayer, qué feliz soy, qué azul es el cielo. 

Decir: una vez se arrojan al fuego las escrituras de los grandes maestros de las grandes dinastías, el fuego devuelve las palabras, la memoria es la ceniza, el viento no tiene clemencia ni conoce la piedad. Decir: cómo poder vivir si no estás. 

Decir: no hay ola que siga a otra, todas avanzan con el mismo ímpetu, todas responden al mismo latido, todo ha sido una equivocación desde el principio de los tiempos. 

Decir: oí decir al camino cuando arreciaba la lluvia que no tristeza si yo no estoy triste y que la alegría comienza cuando yo estoy alegre. 

Decir: el agua fluye porque alguien la hizo fluir, no sabemos nada. 

Decir: la piedra muda en la tierra sabe del relámpago y del trueno. 

Decir: todo fruto madura sin que yo lo sepa. 

Decir: qué quietud la de la cara del muerto, el hilo del aliento en la comisura de los labios, el tiempo es un pájaro que vuela para que no lo veas. 

Decir: una fuente en llamas, un fuego como un río. 

Decir: canto con un cántaro de agua en mi cabeza, el agua sabe mi canción. 

Decir: el leño conmina al fuego a que no se apremie, la luz le dice a la sombra que no se entusiasme.

Decir: hasta una brisa suave es tempestad bajo mis pies. 

Decir: las estrellas mitigan mi dolor desde la bóveda celeste. 

Decir: de mayor quiero ser emperador, de mayor quiero ser pétalo, de mayor quiero ser la noche profunda.

Decir: todo lo que se me pueda ocurrir decir alguien lo ha pensado, alguien lo ha dicho. 

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