4.11.22

308/365 e.e. cummings




el día en que murió búfalo bill
yo era un niño de ojos
lejanos que coleccionaba estampas de santos de la iglesia.
las guardaba en una caja de zapatos debajo de la cama.
mi madre decía que no era lugar para los santos
no aprobaba la caja ni la cama
creo que tampoco era de santos
mi madre era un corazón
roto que miraba desde el porche
la danza de las estrellas
se incendiaban sus ojos
cuando alguna parecía fijarse en ella.
decía que el mundo estaba bien hecho
el mundo está bien hecho.
entonces nos besaba
prometía que nunca permitiría que nadie tocase mi caja de zapatos
todos tus santos del cielo
saben que yo velo por ellos me decía
en esos momentos de amor puro
mamá
dice que cuando pierda mi afición por meter estampas de santos en cajas de zapatos debajo de la cama escoja alguna menor
me ha pedido que me siente con ella en el porche
miraremos estrellas
esperaremos que alguna repare en nosotros
mamá y su hijo en el porche en el día en que murió búfalo bill
yo era un hijo obediente y mamá se peinaba con los dedos untados de mantequilla
mamá es un obispo luterano cuando huele a mantequilla
mamá es un árbol de doscientos años cuando huele a mantequilla
mamá es un coche blanco en la puerta de una iglesia cuando huele a mantequilla
hijo mío si alguna vez contemplas un pájaro
en una rama no lo molestes los pájaros
en las ramas son indicios de algo que no comprendemos también
la oscuridad cuando cierras los ojos y buscas sapos en el corazón
dice todo esto con la boca llena de almendras
escucha el runrún del cosmos mi madre
tiene los dientes sucios el pelo enmarañado la misma ropa que ayer
quién sabe dónde la compró
en una tienda pequeña en new Hampshire probablemente
afuera llovería
una vez vi a mi madre hablar a un caballo
esas cosas hacen que te enamores del mundo
la vida es el gesto del caballo cuando mi madre le dice que tenga paciencia
vendrá un jinete y te llevará al mar
qué delicada la voz de mi madre en new Hampshire
en primavera los latidos del corazón de mi madre huelen a tierra quemada
el color de sus uñas la verdad de sus ojos
mamá te coge de la mano y ya sabes lo que es el cosmos
los chicos que nos ven creen que mi madre es un ángel
yo bailo delante de los supermercados mientras ella compra melocotones
me echan monedas
yo las cuento una dos cien
mamá me pregunta de dónde las has sacado
yo bailo y me arroja una dos cien
por la noche pienso en búfalo bill
las colinas como los poetas saben a helado de menta
las puertas del corazón no se abren a cualquiera
hay que ir vestido de domingo
qué bien planchada llevas el alma dice el párroco
es un tipo vulgar que ha leído salmos
habla con lentitud de jardín
no me cae bien
mamá dice que podemos dejar de ir a la iglesia
tengo una caja de zapatos con estampas de santos dentro
le susurro al oído
podemos arrodillarnos podemos pedirle al mismísimo jesucristo que venga y se arrodille con nosotros
los tres en una noche de agosto podremos mirar las estrellas
algunas te miran y se te incendian los ojos

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