Con la idea de que la pereza no es asunto del que alardear está la de que quien la ejerce no precisa vanagloria ni se prodiga en siquiera manifestarla.
Hablar solo es confiar en que Dios exista.
Tampoco es a morir a lo que los ríos van a dar a la mar.
Hacer que lo conciso no pare de extenderse es el requisito primero para la concisión.
Me duele un adjetivo a primera hora de la mañana.
Tengo absoluta confianza en mis inseguridades.
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