La pereza es una bruma confortable de la que se tiene la imprecisa idea de que no se ejerce ni con solemnidad ni con entero empeño.
Creer en Dios sin que nada haga pensar en que alguien nos escucha es la forma más hermosa de trascendencia.
La soledad, la buscada, es un tumulto sin audiencia.
Ser político, hoy en día, es una forma de una dramaturgia que ya quisieran para sí los mejores actores.
Entre mis convicciones le tengo un cariño más hondo a la que me hace contrariarla.
A excepción de la clarividencia no tengo de mi mayor certeza que la imprecisión de mis vaticinios.
(Para José Fernández, que lo parió casi al detalle) Se tiene cierto reparo a confesar que tenemos momentos de una intimidad tan espléndida que bordea la locura.
Quien habla consigo mismo adquiere la facultad de la elocuencia privada.
El don de disentir sin entusiasmo sólo lo tienen los que no aspiran a la felicidad de que no se les entienda.
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