Escribir es combatir al olvido.
Cuanto más lejos está el horizonte más probable es que se le observe.
La pértiga describe la locuacidad del ojo.
Nadie es virtuoso si no ejerce de continuo esa virtud, proclamó Cicerón, pero ya no hay nada en lo que apliquemos nuestro tesón o nuestro talento sin interrupción y todo está aquí y allá ocupado por los vaivenes de la circunstancia.
Hay veces en que únicamente se aprecia la soledad si estás acompañado.
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