Miedo a todo. Miedo a lo impreciso, a lo desconocido. Es quebranto sutilísimo, pero persistente. Se teme cualquier arrimo de información de la que no se tenga manejo previo. Miedo a lo previsible y a lo imprevisible. Miedo al decaimiento del sistema bursátil. Miedo a todo lo catalán. Miedo a las espátulas., Miedo a la crema de langosta. Miedo a sentirse defraudado. Miedo a un solo de guitarra de Jeff Beck. Miedo a los saltos sinápticos. Miedo al sonido cuadrafónico. Miedo a un disco de Zappa del 73. Miedo a las banderas sin el color negro. Miedo a las soluciones salomónicas. Miedo al vacío existencial. Miedo a la contracepción. Miedo a los lagartos de Komodo. Miedo a las geishas. Miedo a Peter Pan. Miedo a las palabras sobresdrújulas. Miedo a Federico Jiménez Losantos. Qué bien me lo estoy pasando. Miedo al Mayflower atracando en la tierra prometida. Miedo a la deriva continental. Miedo al Kraken. Miedo a las admoniciones del augur. Miedo al grito de guerra de los comanches. Miedo a las psicofonías. Miedo a las tardes sin música de cámara. Miedo a las concubinas egipcias. Miedo a las gárgolas. Miedo a los cardenales a punto de elegir al Nuevo Papa del Orbe. Me van a permitir, oh amables lectores, que me explaye. Miedo a la literatura rusa del siglo XIX. Miedo al bioterrorisno. Miedo al catón. Miedo al surrealismo culinario. Miedo al moralismo de nubes negras. Miedo a las industrias abstractas. Miedo al viento septentrional. Miedo a las parrafadas de Woody Allen. Miedo al pelo púbico femenino. Miedo febril. Miedo pulcro. Miedo fiero. Miedo a las listas interminables. Miedo a la lactosa. Miedo al índice de precios al consumo. Miedo al Black Power. Miedo al Capitán Trueno. Miedo a la música de Philip Glass. Miedo a las alcahuetas. Miedo a las confituras de melocotón. Miedo a las alturas celestiales. Miedo a todo lo visible y lo invisible. Miedo a la posibilidad de que no debamos sentir verdaderamente tanto miedo. Miedo a las construcciones aeroespaciales. Miedo a la poesía bucólica. Miedo al padrenuestro. Miedo a Andy Warhol. Miedo a los estajanovistas. Miedo a todos los hijos de la patria. Miedo al streaming. Miedo al caos. Miedo a los domingos por la mañana. Miedo a Corea del Norte. Miedo a Ciudad Juárez. Miedo al vientre de alquiler. Miedo al pedo propio y sinfónico. Miedo a la ortografía. Miedo al ayer que todo lo ocupa. Miedo al porvenir que todo lo ocupa. Miedo al nueve. Miedo a las cinco menos cuarto. Miedo a los obesos. Miedo a las frígidas. Miedo a los naufragios. Miedo al sol. Miedo al siglo X. Miedo a los samuráis. Miedo a los pleitos pequeños. Miedo a James Rhodes. Miedo a las jirafas desencantadas. Miedo a la cúpula de Interior. Miedo a las majaderías Miedo al suicidio. Miedo a Erich Fromm. Miedo al catastro municipal. Miedo a las culebras. Miedo a las mentiras. Miedo a los heraldos del caos. Miedo a los barbilampiños sindicados. Miedo a los rancios prematuras. Miedo a los hijos que tocan el clavicordio. Miedo a los actos sacramentales. Miedo a los padres de Karlheinz Stockhausen. Miedo a la mafia calabresa. Miedo a las hamburguesas. Miedo al polen. Miedo a la pulcritud. Miedo al desencanto. Miedo a las ovejas merinas. Miedo al café torrefacto. Miedo a las hordas bárbaras. Miedo a la jurisprudencia. Miedo a los virus. Miedo a los anuncios de cremas faciales. Miedo a los tantos por ciento. Miedo a la aurora. Miedo a William Faulkner. Miedo a la gracia del espíritu santo. Miedo a los amplificadores de válvulas. Miedo a los grafólogos. Miedo a la lírica. Miedo a los Presupuestos Generales del Estado. Miedo a los correctores de estilo. Miedo a las conferencias de paz. Miedo a los adjetivos comparativos de superioridad. Miedo a las ecuaciones de segundo grado. Miedo a la puta madre que parió al miedo. Me estoy poniendo las botas, señoras y señores. Miedo al jersey de cuello vuelto. Miedo a la prensa. Miedo a los crápulas. Miedo a los salones versallescos. Miedo a los vinos criados en barrica de roble americano. Miedo a las resacas. Miedo al avemaría. Miedo a los cuadros de Pollock. Miedo a las verdades del barquero. Miedo a las propinas. Miedo a la misa de doce. Miedo al purgatorio. Miedo a la historia del hombre que subió a una montaña siendo un hombre y nunca bajó y no sabemos dónde está, en fin. Miedo a las series de Antena 3. Miedo a los limpios de espíritu. Miedo a las muchachas cacereñas que escuchan blues. Miedo a los atribulados. Miedo a los felones. Miedo a los barcos que llegan a puerto y tienen que ser puestos en cuarentena. Miedo a la sensación de que nos están vigilando. Miedo a que nuestros hijos no aprueben un parcial de Matemáticas. Miedo al polvo. Miedo sideral. Miedo al do sostenido. Miedo metalúrgico. Miedo semántico. Miedo a los decálogos. Mirdo Miedo a la estulticia. Estoy entrando en otra dimensión del miedo. Miedo a los geriátricos. Miedo espectral. Miedo dodecafónico. Miedo al Sole en de Baudelaire. Miedo geológico. Miedo teológico. Miedo ancestral. Miedo infinitesimal. Miedo a lo teutón. Miedo a las películas de submarinos. Miedo a Bette Davis. Miedo a que se me olvide el nombre de la primera novia, ah la primera novia. Miedo a todas las formas de injusticia. Miedo a los estros. Miedo al minimalismo. Miedo al estado de Arkansas. Miedo a los prospectos de los medicamentos. Miedo a las exequias. Miedo a los preceptos. Miedo al polen. Miedo al mirar avieso. Miedo a los concejales de urbanismo. Miedo al fluir de las sombras. Miedo a todos los hijos de San Luis. Miedo a los tabernáculos. Miedo a las infamias. Miedo a las libertinas. Miedo a las mojigatas. Miedo a que se me pare el reloj. Miedo a que no sepa parar este texto, Miedo a que a lata de cerveza no esté fría del todo. Miedo a los mencheviques. Miedo a las huestes ciegas. Miedo a toda las homilías de todos los párrocos de todo el mundo. Miedo al teatro del absurdo. Miedo a los hoteles de cinco estrellas en páramos lejanos. Miedo a las camas con dosel. Miedo a las bases de datos. Miedo al Congo Belga. Miedo a que se me explote un soneto en el pecho. Miedo a tener un desvanecimiento estético. Miedo a no tenerlo. Miedo al tráfico de estupefacientes. Miedo al comunismo. Miedo a la tarjeta sanitaria. Miedo infinito. Miedo al número pi. Miedo a las locuciones preposicionales. Miedo al ciclo de Krebs. Miedo a los viajes en el tiempo. Miedo a los burocracia. Miedo a los jefes. Miedo brutal. Miedo espasmódico. Miedo al septentrión. Miedo a las pandemias. Miedo a todos los sonetistas. Miedo a los números impares. Miedo a la música de los países andinos. Miedo a la feria de mi pueblo. Miedo a la ubre ubérrima. Miedo a la estatua ecuestre. Miedo al general Custer. Miedo a las crónicas de sociedad. Miedo al Vía Crucis. Miedo a la impedancia óhmica. Miedo a los reveses. Miedo a los daltónicos. Miedo a los flujos vaginales. Miedo al circo. Miedo a la poesía renacentista. Miedo a ser castrado. Miedo a morir. Miedo a que te duela el pie izquierdo. Miedo a que sangrar por la naríz. Miedo a las puertas abiertas. Miedo a las palabras de más de cuatro sílabas. Miedo a las niñas con coletas. Miedo a los grandes problemas del mundo. Miedo a que se te conceda un deseo y luego te arrepientas muchísimo de haberlo pedido. Miedo a San Agustín. Miedo a la literatura naïf. Miedo al insomnio. Miedo a que no vuelvas a ver ninguna película de Hitchcock. Miedo a la letra q. Miedo a las cartillas de racionamiento. Miedo a que te abduzcan seres de una galaxia muy lejana. Miedo al oro de Moscú. Miedo a que me conozcan de verdad. Miedo a que nadie sea sincero. Miedo a que tu ordenador no reconozca tu lápiz de 32 gigas. Miedo a Humbert Humbert. Miedo a Emilio Calvo de Mora Villar. Miedo al veneno. Miedo a la brutalidad policial. Miedo a los exponentes. Miedo a Standards and Poors. Miedo a los ríos. Miedo a los frikis. Miedo a la lencería fina. Miedo al coito. Miedo al frío absoluto. Miedo a no tener un hijo registrador de la propiedad. Miedo al torrencialismo verbal. Miedo a tener un elucubrante en la familia. Miedo al darwinismo. Miedo a las raíces cuadradas. Miedo al dodecafonismo búlgaro. Miedo a la peste bubónica. Miedo a los gongoristas mediopensionistas. Miedo a las valquirias. Miedo a los reduccionistas. Miedo a los terraplanistas indecisos. Miedo a la eurozona. Miedo al tremendismo. Miedo a los ecosistemas digitales. Miedo a las geishas. Miedo a la contaminación acústica. Miedo a tener un síndrome. Miedo a que no haya wifi. Miedo a que la cuenta del restaurante sea excesiva. Miedo a que no terminen de leer este texto, ah amigos. Miedo a que el mundo sea un capricho de un dios rudimentario, frívolo, grotesco. Miedo al gol 345 de Lionel Messi, ese soso. Miedo a los generadores de contenido. Miedo a los amigos de lo ajeno. Miedo a todos los discos de Amancio Prada. Miedo a los viajes en bicicleta por la Patagonia. Miedo a la quimioterapia. Miedo a que se te acabe la batería del móvil. Miedo a ser insensible. Miedo a los psicotrópicos. Miedo a la estulticia. Miedo al ruido. Miedo a que Dios exista. Miedo a que tu mejor amigo sea zurdo. Miedo a que el interior del alma humana sea insondable. Miedo a los elefantes en celo. Miedo a los preliminares. Miedo al civismo. Miedo al dolor. Miedo a la fe. Miedo a Keynes. Miedo a Buda. Miedo a los autobuses de línea. Miedo al limbo. Miedo a la cara de Joseph Ratinzger. Miedo al sueño en el que mueres. Miedo a la inmundicia. Miedo a que se te aparezca un hada madrina. Miedo a los hermanos Karamazov. Miedo a la kryptonita. Miedo a las palabras que acaban en sufijos. Miedo a los libros baratos. Miedo a la cimitarra de hierro. Miedo a las catervas de alucinados. Miedo a los incunables. Miedo a que no tenga mañana recuerdo alguno. Miedo a que no pueda parar de escribir, en serio. Miedo a que se me aparezcan todos mis antepasados y me increpen. Miedo a confesarme. Miedo a la liturgia. Miedo a los caballos que bailan. Miedo a los boletínes oficiales del Estado. Miedo a las ocho y cinco de la mañana. Miedo a las palabras que empiezan con tilde. Miedo a que se vaya la luz. Miedo a las sombras. Miedo a los despertadores marca Sanyo. Miedo a los routers. Miedo a la templanza. Miedo a que todavía haya alguien que esté ahí, a pie de texto, leyendo toda esta bruma sináptica. Miedo a que me ignoren. Miedo a que me insulten. Miedo a que vituperen. Miedo a que me miren. Miedo a que no vuelva a escuchar jazz. Miedo a los libros de caballería. Miedo al latín. Miedo a la prima de riesgo. Miedo a que se me está yendo la cabeza, ah amigos. Miedo a la inercia. Miedo a la morosidad. Miedo a los secretos. Miedo a la torpeza. Miedo a la eyaculación pre. Miedo a la isolofobia. Miedo a que mi iphone falle. Miedo a que mi ipad falle. Miedo a que mi apple tv falle. Miedo a las películas de la Hammer. Miedo al bluetooth. Miedo al spam. Miedo al chancro exantemático. Miedo a la svástica. Miedo a los villancicos. Miedo a los discos de Sinatra en la Capitol. Miedo a los olores corporales. Miedo a la cirugía dental. Miedo a los espasmos. Miedo a los paseos por los bosques. Miedo a Laponia. Miedo a los pectorales de Josemari Aznar. Miedo a las lenguas de doble filo. Miedo a los espárragos peruanos. Miedo a los axiomas. Miedo a la vida eterna. Miedo a la caligrafía. Miedo a Bo Derek. Miedo a los payasos de la tele. Miedo a las nubes. Miedo al hombre del saco. Miedo a Stephen King. Miedo a la mercadotecnica. Miedo a la cadena Dial. Miedo a los poemas de Alberti. Miedo a la música de La Casa de la Pradera. Miedo al vértigo. Miedo al tifus. Miedo a la virginidad. Miedo a la promiscuidad. Miedo a los fascículos de Félix Rodríguez de La Fuente. Miedo a los exámenes de verano. Miedo al ciclo de Krebs. Miedo a las metáforas. Miedo a los ojos de Fernando Savater. Miedo a los chistes malos. Miedo a los textos evangélicos. Miedo a las crónicas bélicas. Miedo a los dioses griegos. Miedo al talibanismo. Miedo a dormir mucho. Miedo a vivir poco. Miedo a que se me esté cayendo el pelo. Miedo a que no se me caiga. Miedo a los percusionistas kurdos. Miedo a los ejecutivos. Miedo a Belén Esteban. Miedo a Belén Esteban. Miedo al big bang. Miedo a las saturnales. Miedo a las oligarquías. Miedo al éter cósmico. Miedo a la cara estragada de Ezea Pound. Miedo al grisú. Miedo al diletantismo. Miedo a lo cáustico. Miedo a la última copa. Miedo a las peregrinaciones. Miedo a los edecanes. Miedo al hueco del ascensor. Miedo a las virgenes de Sumatra. Miedo a los funámbulos. Miedo a las altas esferas. Miedo s las cunas de la aristocracia. Miedo a los días sin Charlie Parker. Miedo a la periferia. Miedo al heliocentrismo. Miedo al fuego fatuo. Miedo al domingo pasado. Miedo al gong. Miedo a las cosas telúricas. Miedo a las cosas plúmbeas. Miedo a las cosas subrepticias. Miedo a las cosas primitivas. Miedo a las mancuernas. Miedo a los alambiques. Miedo a las brújulas. Miedo a los agrimensores. Miedo a lis iconoclasta. Miedo a los terratenientes. Miedo a los abogados matrimonialistas. Miedo a los juegos florales. Miedo a los jugadores de cricket. Miedo a las actrices porno muertas en 1967. Miedo a las gotas de rocío. Miedo a la inflexión de voz. Miedo a los saberes básicos. Miedo a las rúbricas. Miedo a los Castro. Miedo a la ingeniería genética. Miedo al estrabismo. Miedo a la cirugía maxilofacial. Miedo al limbo. Miedo al beso de Judas. Miedo a las ruinas. Miedo a las cuajadas. Miedo a los párrafos largos. Miedo a las lenguas de gato. Miedo al presente. Miedo al gobierno en las sombras. Miedo al obispo de Monforte de Lemos. Miedo a la curia entera. Miedo a los letraheridos. Miedo a la abstinencia. Miedo al rock and roll en la plaza del pueblo. Miedo a Lola Gaos. Miedo al infierno. Miedo a los vendedores de burkas. Miedo a las tornadizas ocurrencias del ánimo. Miedo a la posibilidad de que lo trágico nos ronde. Miedo a la liturgia en las grandes iglesias. Miedo a los padres de la patria. Miedo a los pastores del alma. Miedo a los vindicantes. Miedo a los heridos por la luz. Miedos a los que cuentan sus sueños. Miedo a los que hablan fríamente de sus pasiones. Miedo a los huidizos. Miedo a los noctámbulos. Miedo a los que rezan con los ojos cerrados. Miedo a los que nombran a Dios en vano. Miedo a los que prefieren lo bueno conocido. Miedo a los que lastiman a los que aman. Miedo a los bienaventurados. Miedos a los cainitas. Miedo sin motivo. Miedo al miedo.
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