24.11.23

Bird

 



De los seis músicos de jazz de la fotografía solo conozco a tres. Charlie ParkerLester Young Lennie Tristano. Debe ser a finales de los cuarenta en el famoso club Birdland. Pueden tocar Ko-Ko o On the sunny side of the street, que eran dos piezas habituales de Parker, el frontman, en sus giras por locales nobles y por tugurios de carretera. Hay una escena tristísima en Bird, la película de Clint Eastwood sobre Parker, en la que el músico pernocta en un motel infame, ideando la forma de que los bolos den más pasta y puedan pagar los vicios. Dizzy Gillespie, sin embargo, vive en una casa modesta, noble, a la que Bird acude a altas horas de la noche para que escuche una pieza que está componiendo. Dizzy le disuade, le recrimina que toque el saxo en la acera, despertando a los vecinos. Dizzy, con sus gafas de pasta, elegante en un batín satinado, es una especie de pequeño proletario del jazz, ajeno a las drogas. Parker, desgarbado, ciego, torpe, atormentado, aquejado de mil dolores pequeños, pensando en el dinero, en el jazz, en la salvación del alma por el bebop. Quizá la fotografía registre la noche que precede a la escena de la película de Eastwood. Como si todo estuviese comunicado y el aire fluyese con su síncopa. 

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