No esperar nada de los amigos y, sin embargo, saber que todo lo contienen. Lo propio de la amistad es la perseverancia, su acopio de certezas con las que ni a veces el amor tiene con qué emularlas. Como él, sin su embeleso y su desatino, la amistad es una pasión inútil y, por tanto, imperecedera, combativa, fiera, tierna, locuaz y, sobre todo, íntima. Todo a lo que no se le da utilidad es la que en ocasiones más concienzudamente la presta. Sentir que se trasiega con la amistad es lo más parecido a no saber que hay trasiego alguno y que el camino, al andarse, se extiende, se expande, se convierte en paisaje, se da sin doblez, se manifiesta sin anhelos. No pensar en ella y tener propiedad suya. No se le pide nada al amigo: todo cuanto se nos ocurra solicitarle acude. Leo que hoy es su día. Hoy busquen a un amigo. Hoy toca abrazarlos.
30.7.23
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