Como lector, acepto con gusto que me engañen. Cuanto más, mejor. La mentira tiene las alas más hermosas que la verdad, que es gris y está disponible sin que nos la cuenten. No es la verosimilitud lo que busco cuando leo. Mi credulidad es casi absoluta. Me trago las ficciones en las que el mundo no lo escriben como yo imagino. Admiro a quienes me muestran el envés de las cosas. Su lado obvio, el que los sentidos registran, no lo eludo. Incluso algunos de mis escritores favoritos son albaceas de esa realidad pura, dura, lírica, hosca, fría, violenta o amorosa como un abrazo. No me planteo elegir entre Carver o Cortázar, entre McCarthy y Borges. Acepto que escribir sobre la realidad entraña una dificultad que a veces no posee escribir inclinado a lo fantástico. Dice Carver más sobre lo humano (o Chéjov o Hemingway o Marías) en un cuento de diez páginas que otros en novelas enteras. Y no es la concisión de lo que hablo, sino de la voluntad creativa, del conocimiento formidable de la condición humana, volcada en un cuento, en una película, en una representación teatral. Aunque mi educación literaria es más de Borges, se entusiasma más en sus mitologías, en su aleph panteísta, en su monumental cosmogonia. Lo fantástico me hace viajar. Imagino que, cuando leo, deseo es: un viaje, una fuga, pero no hay viaje que no salga de lo real y vuelva a lo real, ninguno que se quede únicamente en las alturas, en las afueras, en esa periferia apetecible de lo que no se advierte a simple vista. Toda la problemática de la novela, si es que la hay, proviene del hecho mismo de hablar sobre ella, de sacarla del lugar invisible en que no deseamos que esté y ponerla en circulación. Hablemos de las novelas. Que las que leemos sean parte de las conversaciones que tenemos con los demás. Que la literatura sea una extensión de la vida. Soy crédulo, soy inocente, soy puro, y me dejo mentir, me ofrezco a que me perturben y hagan que toda esa pureza se pierda y que gane, lujuriosa, la ficción, la vida mentida, la limpia presencia de lo que no está al alcance.
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