En las Helénicas de Jenofonte no hay constancia de que las hordas jipis dieran verdor al cielo de Woodstock ni se aprecia preocupación por la deriva continental. En las rendiciones pictóricas que la Comedia de Dante produjo no hay paganos virtuosos que exhiban tatuajes con la cara de Frank Zappa o con el Halcón Milenario de la saga heroica de Star Wars. En la infancia de Nietzsche, en ese protestantismo moralista, no hay espacio para las tribulaciones de la psicodelia ni para los barruntos pastoriles. En la música crepuscular de las grandes obras para ballet de Stravinski no hay olor a cilantro y a leche de coco. En la cara de Perseo cuando rebana el cuello de la Medusa no hay signos de cansancio ni exhibe la mueca de Jack Palance al vaciar su Peacemaker en las tripas de un sheriff. En la milicia del capitán Frans Banninck Cocq y el teniente Willem van Ruytenburgh, formadas por 17 fieles soldados, inmortalizados por Rubens en su Ronda de noche, no hay arcángeles embebecidos por una fiebre divina ni viejas estrellas del porno de los setenta hasta arriba de coca. En los círculos del Infierno por los que Virgilio paseó a Dante no hay ánforas de Cartago ni cabezas de toro colgadas por todos sus enloquecidos muros.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Comparecencia de la gracia
Por mero ejercicio inútil tañe el aire el don de la sombra, cincela un eco en el tumulto de la sangre. Crees no dar con qué talar el aire ...
-
A elegir, si hubiera que tomar uno, mi color sería el rojo, no habría manera de explicar por qué se descartó el azul o el negro o el r...
-
Con suerte habré muerto cuando el formato digital reemplace al tradicional de forma absoluta. Si en otros asuntos la tecnología abre caminos...
-
Celebrar la filosofía es festejar la propia vida y el gozo de cuestionarnos su existencia o gozo el de pensar los porqués que la sustenta...
No hay comentarios:
Publicar un comentario