Bellísima pastora, en un día limpio surgió de improviso la palabra, no se tiene registro de cuál fue, ni tampoco con las palabras con las que se afincó en la primera frase del mundo, no hay constancia, podría ser vi pétalos por la bóveda del cielo o tienes la espalda arrasada por el viento o la anchurosa línea del mar me llama con voz de crisálida o catorce mujeres de Salt Lake City escriben en un jardín al alba o pudor vértigo gragea uno o falta mucho para que trébol, pero también sangre o dolor o felicidad azul tres catorce. Las palabras concurren con antojadiza alharaca y no tienen pudor ni memoria. A veces no se entienden. Unas se arriman a otras por estrictas razones magnéticas o tan sólo prevalecen las más inverosímiles. Tú persevera en ellas, concédeles el corazón del que todavía no sabes nada, la verdad tan frágil, el dolor sin que te rompa
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