13.7.21

Dietario 152

 

De la algarabía sorprende que pueda surgir algo creativo, pero cada pequeña brizna de realidad que contiene tutela una soledad asombrosamente rica. Quizá la súbita irrupción del ingenio provenga de la conciencia exacta de que el ruido nunca distrae. Se abstrae la luz, forja una residencia interior, aplaza la contienda de las ocupaciones y permite que la palabra (o el trazo de un dibujo o la sublimación de una pieza musical) destelle y zanje el vacío. Satchmo piensa en si podrá sonreír, si habrá entusiasmo en el escenario, a pesar del peso gris de las horas, incluso a cuenta de ese peso estimable y preciso. El alegre repertorio no le dará consuelo, no tendrá cobijo en él su espíritu abatido, pero es ahí, frente al espejo, en la soledad perfecta del camerino donde arrima a su empeño los bártulos del talento.


 

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Pensar la fe