A lo que la razón no da registro le llamamos misterio. Algunos, una vez expurgados, siguen conteniendo una parte a la que no podemos acceder. Incluso, franqueada esa parte, en la creencia de que hemos resuelto su arcano, permanece la sospecha de que algo se nos ha resistido y continúa oculto. A veces sucede que es uno mismo el misterio: lo portamos sin noticia de su peso, hacemos que trasiegue con nosotros sin atender sus requerimientos, que podrán ignorarse a tiempo completo. Esa metafísica doméstica no precisa mayor elucidación: la caja está vacía porque es esa orfandad de objetos la que demanda el rigor de nuestra sensibilidad o de nuestra voluntad de perseverar en la búsqueda. Uno mismo es una caja de la que no sabemos nada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Incertidumbre
Me pregunto qué hará Dios en lo más oscuro de la noche. Si abrazar la tiniebla es un oficio. Si el cielo, cuando irrumpe la luz, está li...
-
Con suerte habré muerto cuando el formato digital reemplace al tradicional de forma absoluta. Si en otros asuntos la tecnología abre caminos...
-
Hace algunos años o algunos cursos (los maestros confundimos esas dos medidas del tiempo), escribí este cuento para los alumnos de sexto d...
-
Tinto Brass , en cierto modo, es un viejo verde con una cámara: uno del tipo que cambia los Anales de Tácito o las Obras Completas de Giaco...

No hay comentarios:
Publicar un comentario