22.8.24
Historietas de Sócrates y Mochuelo / El punto de vista
A Mochuelo se le da bien perseverar en su criterio. A Sócrates no confiar en el suyo. Podrían sostener el mundo de las ideas con el solo concurso de la comparecencia de sus diálogos, pero ah, veleidoso apremio de la mudanza, al ave rapaz le ha dado por probarse en otros ángulos, en mirar desde donde antes no lo hizo, en aventurarse en lo desconocido. Toda esa ceremonia es más de coyuntura que de compromiso. Volverá a su rama, tendrá la frase acerada, habrá afilado los colmillos que no tiene para sentenciar de nuevo y dejar a su partenaire humano bullendo en preguntas. Así que no tenemos de qué preocuparnos. Mochuela regresará, no dejará que esa excentricidad estival, la de salir y alejarse de sí mismo un tiempo, le afecte más de la cuenta. También nosotros nos evadimos de lo que somos, concedemos a la rutina un receso, nos miramos siendo otros, cambiando de punto de vista, sintiendo lo que no sentimos por el placer sencillo de ponernos en la piel del otro. A veces no hay marcha atrás. Una vez se ha pensado de otro modo, al pillarle el gusto a esa varianza del ánimo y de la opinión, nos preguntamos por qué tardamos tanto en decidirnos, si no hubiese valido la pena haberlo hecho antes. Mañana Mochuelo será el de siempre. Sócrates ya lo estará echando de menos.
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