Una vez conoces el temblor del pájaro
al flaquear en la danza del vuelo
tienes conciencia de la debilidad de la tierra.
El aire es un espejo en el que comprendes
la tornadiza ocupación de las horas.
Espléndido, el vuelo tasa la locuacidad de mis ojos.
Veo pájaros trenzar una catedral invisible.
La ocupan con el inasible fulgor de lo eterno.
La dibujan con la dignidad de los ángeles.
Trémula caligrafía de la belleza,
el aire es un tumulto de verdad sin motivo.
Quien contempla el temblor de un pájaro
escucha la intimidad de la sangre.
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