Sed de pájaro en la luz,
el dolor es una palabra
que no acaba de desdecirse.
Con terca provisión de sombra,
el amor no es más que un pozo de agua oscura.
Morir para que las campanas no suenen.
Dejar una huella ensimismada,
anudada a un cuerpo que no existe.
No habrá nadie. No tendré nada.
Soy todo lo que dejé,
seré todo lo que no tuve.
La vida es un acto de amor interminable.
El fin es una tregua únicamente.
Si ahora cerrara los ojos,
sed de luz en el aire,
acabaría el poema.
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