Afuera está el vértigo y está la fiebre, están sin otro propósito que medrar. Lo hacen con empeño. Se izan, avanzan, ganan peso. Afuera el frío y la duda, su ejército furioso, su aliento sin cobijo, pero dentro no hay quebranto, se obstina el alma en guarecerse de la adversidad, en aplazar su asedio, en censurar su desacato. Adentro persiste el asombro. Adentro la nieve sucia, su barro sin adjetivos. Un río de ceniza, la vida. Un viaje secreto. El fuego entonces como única patria.
18.10.23
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La nieve en Lucena
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