Sentado, cerrados los ojos, en un apartado jardín, sin el estorbo del ruido ni de la memoria, Buda consiguió la iluminación. Quiero decir que accedió a la luz (o que permitió que la luz le invadiese) sin que ninguna claridad exterior certera lo bañara. No es la luz de verdad a la que aspiraba Buda, sino otra, menos tangible, si eso es posible, de un peso más etéreo o incluso sin que haya peso alguno que la tase. Así uno desea ser iluminado, sin otra injerencia que la de las metáforas. Ellas nos conducirán. La luz es un metáfora de otra cosa. El objeto al que aluden es sutil y es frágil y a veces únicamente cerrando los ojos, negando la misma luz, se accede plenipotenciariamente a él.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Leer, leer, leer
La cosa es si lo que yo entiendo por ser feliz lo comparte alguien de un modo absolutamente íntegro. No digo alguien que te ame, con quien f...
-
A elegir, si hubiera que tomar uno, mi color sería el rojo, no habría manera de explicar por qué se descartó el azul o el negro o el r...
-
Con suerte habré muerto cuando el formato digital reemplace al tradicional de forma absoluta. Si en otros asuntos la tecnología abre caminos...
-
Mi abuela decía que había gente a la que le molestaba hasta las ventosidades que expelían, lo dejo aquí con la mayor de las prudencias semá...
No hay comentarios:
Publicar un comentario