12.7.24

Hoy

 Se descree por discrepar, por no aceptar la intendencia de lo que lo que no se comprende, un poco también por  la rigurosa evidencia de la realidad, que no condesciende a la magia y al efluvio místico del espíritu y cumple la cartesiana rendición de las estaciones y de la mecánica invisible de la vida. En cuanto uno cede y adquiere la facultad del asombro, todo fluye y se arroba la plenitud de lo oculto. A ciegas se ve más en ocasiones. Creer es ver con la mirada del corazón. Es otro el instrumento de conocimiento, más dotado de poesía, con mayor y más lúdico apresto estético. Es la imaginación la que administra esa porción secreta de gozo. Quien la desoye, al apartarla, no se perturba nunca, no conoce la fascinación, ni se alimenta de ella. No es únicamente la fe el sustento de esa nutrición emocional. Hay descreídos en ella que se abastecen de belleza. La belleza justamente con la inteligencia o con la sensibilidad. Una vez se impregna uno de asombro, en ese instante milagroso, la vida se expande como un cielo azul en una mañana rutilante de sol. Hoy hace un sol espléndido en mi pueblo. El calor será de nuevo implacable. También sorprende su rutina antigua. Como si no supiéramos. Como si nos acabaran de arrojar a sus brazos. Tengo conmigo la dicha, está a mi alcance, creo en todo lo visible y en lo invisible, nada me es ajeno, vivo en plenitud, hoy tengo el alma vestida de pura armonía. 

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