En este cielo lento y exacto
abreva la luz lo celeste.
En el temblor puro que asiste al vuelo
se escucha la respiración de las nubes.
Contad que allí no estaba la sangre,
ni el pulso feraz de la sombra.
Mirad el jadear loco del aire
al desquiciarse en viento.
Tocad la rosa abajo, ella anhela
la piedra, que extravía su candor antiguo
cuando las manos la sostienen
y consideran el peso de su heráldica.
Está la cama sin hacer y unos pájaros
extravían su danza si se saben mirados.
Abre el día. Todo es sencillo y limpio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario