Hay canciones de Neil Young que duran nueve minutos cuando podrían durar para siempre. Lo que sorprende es que haya un motivo que conmine a los músicos a cerrarlas. No tenemos ni idea de lo que hace que un canción ocupe el aire o lo que hace que se desvanezca en él. Hasta no importaría que nadie escuchase la melodía. Tampoco hemos puesto el pie en Júpiter y sabemos que ocupa un lugar en el infinito sideral y que, mientras nosotros paseamos una avenida al atardecer o recogemos la mesa después de almorzar, Júpiter gira. Neil Young sigue de gira también. Él es un planeta. Lleva una eternidad deambulando con su canción por el negro obcecado de la cabeza de algún dios del que todavía no sabemos nada. Lleva ochenta años con su canción en la cabeza.
28.3.24
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El sonido más hermoso después del silencio / Keith Jarrett en Colonia
Lo del concierto en Colonia de Keith Jarrett cuesta comprenderlo. Una hora en la que una melodía muy pequeña va hacia adelante y hacia atr...
-
Con suerte habré muerto cuando el formato digital reemplace al tradicional de forma absoluta. Si en otros asuntos la tecnología abre caminos...
-
Hay cosas que están lejos y a las que uno renuncia. Tengo amigos que veré muy pocas veces o ninguna. Tengo paisajes en la memoria que no v...
-
Tinto Brass , en cierto modo, es un viejo verde con una cámara: uno del tipo que cambia los Anales de Tácito o las Obras Completas de Giaco...

No hay comentarios:
Publicar un comentario