15.3.24

La piel


 La piel es una novela. Se lee sin que las palabras la cuenten. A veces parece rusa del diecinueve, uno de esos mamotretos de peso enfermizo y largos pasajes dramáticos. Se ven el rigor y la intemperie cruda cuarteándola. Si llegamos a viejos, se apreciará el frío y la niebla. Si no, por el esplendor de pronto truncado, parecerá una de aventuras, un volumen de huidiza ligereza que se despachan con brioso ánimo, sin que cale ni conmueva. El tiempo manuscribe sus renglones con azaroso y voluble empeño. Es de nosotros de quien narra. Es nuestra la trama hasta que con su finiquito es de otros el recado de que no se olvide. 

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