Tengo el encargo de escribir un cuento de género negro. Creo que debe ser sucio, muy sucio. Negro y sucio. Tiene que ser un cuento que se descarne conforme avance. Que huela a callejón y a tugurio. Balas. Nicotina. Whisky. Un clásico. No es imprescindible que haya muertos, pero alguno conviene. Cruentas, sus muertes. O sutiles. Como si las ejecutara un fantasma. La rubia la omitiré. No me gustan especialmente las rubias. Las prefiero de pelo bien negro. Siendo el noir el cine que más me gusta, con diferencia, no creo que me sienta en desamparo cuando me meta en faena. Estaré más cogido por el cine que he visto por la literatura que he leído. De cualquier manera, me recrearé (en lo que pueda eso de recrearse) en el detective. Tengo ya en cabeza un Sam Spade doméstico, de andar por casa, contratado por un hacendado con pocos escrúpulos, que le pide que busque a su hija, con la que no se habla hace años. Muy original, como ven.
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