A Miguel Cobo Rosa. que estará escuchando a Ray Charles
Al principio
existían el caos y la noche,
la fiebre y el vértigo.
Cuenta la historia que la vida nació en lo oscuro.
Sucedió sin arrimo de luz
que alentara la propagación del milagro.
En esa oscuridad sin prodigios,
seco brocal en el que anidó el fuego,
la vida se fue recamando de fulgor,
librándose del barro inútil y del insomnio torpe
y ganó en hondura, en sabiduría,
en la certeza exacta de las cosas,
en la obstinada posesión de su hosca danza novicia.
Al principio
fue la noche con sus precursoras manos sin propósito,
con su solemnidad pagana y con su ciego pulso.
Un alambique de rumores y de fastos
ocupó la trama primera del tiempo.
Después concurrieron con lenta y tosca orfebrería
las palabras, que eran también un mundo,
y todo fue nombrado.
La claridad fue la claridad y el agua agua.
Entonces el festín de la vida con sus tubérculos secos,
el concurso de la muerte con su infortunio de sombra.
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