Tiene barcos hundidos o a nada de hundirse,
pájaros con solemne vocación de fuga
en una avenida a altas horas de la noche,
hombres tristes que desvarían en su tristeza
y fabulan delirios, sueños espléndidos
que se malogran al poner el pie en el día,
un cielo de una pureza que aturde a la caída de la tarde.
De lo que se trata es de registrar
lo que no es previsible, de enloquecer el pulso
y respirar la luz de todos esos prodigios.
El propósito final es desquiciarse a sabiendas.
Escribir un poema.
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