El otoño es una especie de adviento al que se le ha borrado la huella cristiana, aunque mantenga la espiritualidad o la fe, que vienen a ser una principio de la otra y hasta pueden relevarse en sentido. En lo que a mí respecta, estoy preparado para que me sacudan en el alma todas las metáforas del frío y creo que cuando vea un árbol pelado de hojas estallaré en endecasílabos y escribiré poemas que pondrán mi nombre en el parnaso de los rapsodas melancólicos. Fue sentir el frescor de la noche cuando se echó encima y tener la certeza de que la inspiración (la que haya) retornará y hará casa en mí. Sacaremos del armario las prendas de entretiempo y subiremos al trastero a por los bártulos con los que combatir el frío. Qué maravillosa contienda, qué ganas le tengo. De momento, en la espera, miro al sol con afecto. Toda la luz desparramada en el aire me suena a obertura sinfónica.
29.8.21
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