18.3.21

Dietario 77

 Se tiene a veces la idea de que estamos a la deriva y no hay rumbo ni brújula. También la de que no sabemos mucho de lo que nos aguarda, aunque se barrunten trazos y se vislumbren horizontes. Hay días en que se aclara todo un poco y días en que es lo turbio lo que dicta el color y dibuja el ánimo. En la incertidumbre, uno avanza, dice las palabras con las que prosigue y prospera y vaticina a sus adentros una felicidad en ciernes, tenida antes, considerada propia al modo en que también es propiedad la tristeza o el desamparo. Vendrán días de una dulzura que ahora no se advierte (será la rutina o el cansancio), consentirá la voluntad que parezcan de otros los pesares, no nuestros, ocurrirán los prodigios y nos mirarán a la cara y tendremos propiedad sobre ellos. En la espera de esa epifanía agradece uno que anochezca. Tal que anoche. Parece que el mundo sigue ejecutando su terca coreografía, aunque lo oscuro lo preserve y no haya las mismas certezas que cuando todo lo ocupa el día. Se va la luz y el frío (el poco que queda, ya principia la primavera) cobra un peaje llevadero. Son las palabras las que impiden que todo sucumba, ellas le dan cuerda al mundo. Escribo para que todo empiece nuevamente. Me cuento las cosas y las pienso mientras las leo. Ni siquiera tengo la certeza de que sea yo quien las escribe. Amanece, que no es poco, contaba la película. La irrupción de esa luz trae una invitación a que la festejemos, aunque sea un festejo íntimo, sin la alharaca de los compartidos. Hoy es un jueves del que han dejado dicho que la curva (en la pandemia) se ha hecho meseta. Nos están agrandando el vocabulario. Es mejor que el de antes. Usamos palabras de las que no teníamos esas acepciones. Curva. Meseta. Pandemia. También está uno cansado ya de esta retahíla diaria de números y de miserias. Tampoco se puede hacer mucho contra eso, salvo salir a la calle con mascarilla y no incordiar al prójimo pasándose las instrucciones sanitarias por donde más ordinario uso se encuentre. Habrá quien todavía, a estas alturas, niegue y recele y crea que todo es una orquestación de los gobiernos en la sombra. Conspiración. Maquinaciones de los malvados invisibles. Como en las películas de Fu-Manchú. Qué tiempos. En fin. Que vaya bien el día. 

No hay comentarios:

De todo lo visible y lo invisible

  No sabe uno nunca cómo lo miran los demás, cree tener una idea aproximada, maneja cierta información más o menos fiable, pero no hay forma...