A la mecánica celeste no la comisiona de halagos la razón, no la asiste de gozo la ciencia, no la alumbra de júbilos el improbable dios de los hombres. La mecánica celeste es el objeto puro del sueño de todos los poetas. Todos son teólogos. No hay poeta que no guarde un mapa del laberinto. No hay dios que no tenga al menos un poeta que lo sublime y haga que, en el prodigio de la escritura, exista y cumpla su catálogo asombroso de causas y azares. La poesía es el instrumento de la divinidad. La religión es un género literario.
22.3.21
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