No he tenido yo jamás conciencia de tener una vida interior, pero preguntadme si he sentido la punzada del hambre o el delirio de la carne.
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Imposible acompañar a Catulo de putas por Roma. Ya no hay Catulo y Roma no es lo que era. Está intransitable. Huele a escombro Roma. Los burdeles hace tiempo que fueron retirados a la periferia y las putas se confunden con las mujeres de los cónsules.
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