18.8.20
La deriva
Hay desolaciones admirables, tristezas ejemplares, descensos muy loables al vacío puro, de donde apenas se sale. La literatura, en ocasiones, se abastece de todo eso, de la desolación, de la tristeza y de todos los descensos posibles al vacío, sea puro o sea bastardo. Todo para que el lector invisible caiga al mismo vacío, arrastrado maliciosamente. O quizá para que no caiga. La literatura tendrá ese propósito. Pero también el edén, la posibilidad de que la salvación exista. Veneno y antídoto. Hacer que no caigamos irremediablemente. Mantenernos a flote. Evitar la deriva.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Entonar las palabras
El árbol desobedece a quien lo mira. Va a su decir sin criba ni juez. Así el aire, el fuego. Están antes de que nosotros estuviéramos. Su re...
-
Con suerte habré muerto cuando el formato digital reemplace al tradicional de forma absoluta. Si en otros asuntos la tecnología abre caminos...
-
Hay cosas que están lejos y a las que uno renuncia. Tengo amigos que veré muy pocas veces o ninguna. Tengo paisajes en la memoria que no v...
-
Tinto Brass , en cierto modo, es un viejo verde con una cámara: uno del tipo que cambia los Anales de Tácito o las Obras Completas de Giaco...
2 comentarios:
totalmente de acuerdo, es mágica!
Gracias, Eli, por todos tus comentarios.
La literatura es una bendición. Por dura que sea a veces. Como la vida.
Publicar un comentario