20.8.20

Buganvillas



                                                            Fotografía: Pedro del Espino


J.M., un amigo sudamericano me comentó en cierta ocasión que la buganvilla era nombrada allí como Napoléon. Le dije que nuestro modo de nombrarla era de una fonética más recia, como traída de un muestrario de palabras bonitas a las que dar uso. Compartimos el mismo artilugio lingüístico (bendito y hermoso español) pero hay vocabulario propio y a veces las palabras son cajas cerradas que no sabemos abrir. Napoleón, creo que dijo, no queda corto. Los nombres de las plantas siempre me atrajeron más que las plantas mismas. Admiro a mi vecino B., que sabe de botánica casera lo suficiente como para dejarme absorto al escucharlo. Hay nombres de flores que huelen incluso. Basta decirlas para evocar un jardín y sentirte dentro suya. J. M. añadió que la buganvilla y la patata eran exportaciones de su tierra que nosotros (ese plural ajeno que a veces es tan comprometido) hicimos nuestras. Pedro hace fotos de sus flores como el que abre su casa y enseña los cuadros de las paredes o la mullida consistencia de un sofá al que se nos invita a probar. Fotografiar flores es dejar constancia del paso de las estaciones y, a la vez, registrar el paso de uno mismo, que tiene que escoger la flor y centrarse en que la luz sea la idónea y los colores respondan con la fiabilidad más exquisita a la turgencia de la vida que las recorre. De todos los oficios que no he ejercido, el de botánico (aunque sea casero) es probablemente uno de los que más echo en falta. Tengo un sentido sencillo de la belleza y la naturaleza (en su vastedad infinita, en su diaria comisión de prodigios) me surte de milagros: basta abrir la mirada, tener a mano la sensibilidad precisa, nada en lo que haya que adiestrarse, la pedagogía acude sola, la visión pura del hecho estético entra con absoluta elocuencia. No decaigas en tu labor plástica, amigo Pedro. Las buganvillas son hoy la imagen más certera de que estamos a salvo todavía.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bravo por el fotógrafo y por el escritor. Es verdad que estamos a salvo todavía. Corazones sensibles, la vida continúa....

Lourdes Recio

eli mendez dijo...

...Me voy a quedar con esta afirmación que ya muestra su sensibilidad y seguro tiene que sentirse afortunado, porque es lo mejor que nos puede pasar.."Tengo un sentido sencillo de la belleza y la naturaleza (en su vastedad infinita, en su diaria comisión de prodigios) me surte de milagros: basta abrir la mirada...".. Preciosa entrada con una foto que honra la vida y la capacidad que "no debemos olvidar "de apreciarla.Saludos

Juan Antonio Quirós dijo...

El arte floral es un arte mayúsculo. Mi padre tenía un jardín precioso al que le daba casi tantos cuidados como a sus cinco hijos. Cuando murió, quisimos enterrarlo en él, pero no quisimos o no pudimos, no sé la verdad. Me has traído muchos recuerdos. Uns aludo.

Un aforismo antes del almuerzo

 Leve tumulto el de la sangre, aunque dure una vida entera su tráfago invisible.