Poema escrito tras leer Apología y petición
-Jaime Gil de Biedma, 1961-
De España
De España queda el nombre.
No la llamen madre.
Los malos gobiernos
han borrado toda posibilidad de patria.
De todas las patrias, la nuestra es la más triste.
Quiero creer que los que nos administran
no son únicamente comerciantes.
Me aflige pensar
que solo miran la soldada,
el negocio redondo y la mesa puesta.
Para que este país de todos los demonios levante vuelo
hace falta que los pobres la gobiernen.
Pido el sencillo escaño del descarriado.
Me basta, hoy que me duele España
como si alguna vez de verdad la hubiese amado,
el sereno grano que germine en la boca del pobre
y estalle en el aire y lo preñe de ilusión.
Son los pobres los que salvarán al mundo,
pero uno mira lo que tiene a mano,
lee la prensa en el bar, apurando
el café de la tristeza,
y solo se ocurren ideas.
Como si las ideas pudieran
echar a los desalmados de sus grandes sillas,
de su campo arado y de su mesa puesta.
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