Al final solo es un viaje que acaba en el dolor, por más que se disfrace, por mucho que se engalane y se travista de fiesta, pero es el dolor el que lo recibe y quien lo despide también. Algunos no lo perciben. Ni siquiera en los demás, en los que más a la vista lo exhiben. Otros no dejan de sentirlo. Creen que no hay otra cosa que dolor en el mundo. Los muy refinados, o los muy leídos, sospechan que pensar en el dolor hace que se alivie. Toda la filosofía es, en esencia, un recorrido pormenorizado de la historia del dolor. La misma literatura, la grande e incluso la que no alcanza ese rango de esplendor, es un registro de ese dolor. Todos los libros sagrados, los de todas las religiones, tutelan los relatos de la fundación del cosmos, los ruidos de los planetas cuando colisionan, el fervor de los pueblos cuando la promesa del dolor en la tierra solo la mitiga la dulzura de la vida en la eternidad. Pero detrás del dolor está la luz. Existe el dolor porque el placer lo ronda, cercándolo, cuidando de que no se despache a su antojo por el cuerpo y por el alma. Vivimos con la secreta esperanza de que no todo lo gobierne el dolor. Por mucho que la evidencia nos contradiga, por más que se empecine en malograr (iba a poner joder) las pequeñas victorias que vamos consiguiendo. De ellas vivimos. En ellas hacemos casa en el mundo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Comparecencia de la gracia
Por mero ejercicio inútil tañe el aire el don de la sombra, cincela un eco en el tumulto de la sangre. Crees no dar con qué talar el aire ...
-
A elegir, si hubiera que tomar uno, mi color sería el rojo, no habría manera de explicar por qué se descartó el azul o el negro o el r...
-
Con suerte habré muerto cuando el formato digital reemplace al tradicional de forma absoluta. Si en otros asuntos la tecnología abre caminos...
-
Celebrar la filosofía es festejar la propia vida y el gozo de cuestionarnos su existencia o gozo el de pensar los porqués que la sustenta...
No hay comentarios:
Publicar un comentario