Lo peor de morir no es ignorar qué vendrá después, sino imaginarlo.
De Dios acabaré diciendo que entendió todo el desafecto que le tuve.
Se prefiere dudar a tener clara el porqué de las dudas.
La melancolía es anterior a la memoria. Se echa más de menos lo que nunca se conoció.
Creo saber a qué dedicaré mi muerte.
Pensar es respirar sin el corazón.
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