18.3.18

La rosa en llamas



En breve hará treinta y un años que participé en este encuentro de poetas. El poema que me publicaron, leído ahora, me parece ajeno. Casi cualquier cosa sucedida treinta años atrás es necesariamente ajena. Uno era otro. Creo que el poema, paradójica y anticipatoriamente, hablaba de eso, del ir y del venir del tiempo. Son papeles que guarda mi padre. Él es mi memoria, ahora que ya no tiene la suya o, por decirlo sin extenderme, no tiene manera de rescatar todos esos recuerdos y compartirlos con quienes lo queremos.

No hay comentarios:

Comparecencia de la gracia

  Por mero ejercicio inútil tañe el aire el don de la sombra, cincela un eco en el tumulto de la sangre. Crees no dar con qué talar el aire ...