30.12.20
Pasiones
Días de asueto sencillo. La libranza en las faenas de costumbre es mala, a la larga. Se complace uno tanto en su molicie que teme no saber retornar a la refriega. Como si cada día confiado a la pereza cobrara más tarde su peaje y no supiéramos saldar la deuda sobrevenida. He prometido no caer en esa improductiva vagancia de la que sólo sería posible extraer pasiones útiles. Las mejores son las que no sirven para nada. Hoy puede ser uno de esos maravillosos días en los que no se tiene conciencia de su tránsito y se aplica uno en cualquier asunto de fuste menor. De momento leo en el móvil que a Rhodes le han otorgado graciosamente la nacionalidad española. Méritos artísticos y activismo social. El pianista comprometido. Viva España, coño. Eso ha dicho en redes sociales para festejar el nombramiento. Fandango de cámara. Frivolidades de divo de la élite sensible (y comprometida y militante). Pequeñas licencias normativas. Iglesias se ha declarado Rey Mago. Él podrá. Igual puede reclutarlo Luis Enrique para el equipo nacional. Me tomo un anís escuchando a Bach en los cascos del iPhone mientras escribo. Maravilla de las maravillas. Un arrimo de vigor para empezar el día. Rhodes es de redes. Bach es de Dios.
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