Concierto de Supertramp en la Gira "Breakfast in America" (1979)
Estará vigente la distancia unos años más en los que no podremos descuidarnos o incurrir en la ceguera de que creernos inmunes y elegidos, como si la pandemia no fuese con nosotros. En cuanto se abra la veda y nos acerquemos de nuevo, habrá que ir con tiento, no dejarse llevar por la euforia, creo que las cautelas adoptadas en estos tiempos no se borrarán de cuajo y tendremos que aprender a sentir al otro y reconocer que tiene un cuerpo, no muy distinto al nuestro, ninguno lo es, pero deseable. Empezaremos por darnos las manos o echar un abrazo. En la conversación no bastan casi nunca las palabras: ninguna de las formas que tenemos para ensamblarlas y expresar lo que sentimos suplirá la intendencia ineludible del roce. Es al cuerpo al que hemos confinado, pero la cabeza sigue a su aire, crea simulacros sociales, funda recursos que cancelan la concurrencia de la piel, su esplendor antiguo y hermoso y se convence de que no durará mucho y regresaremos a las costumbres en las que tocar a alguien era lo más normal de este mundo. Lo de que nos toquen ya es de ámbito sideral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario