10.9.18
Se escribe para que nos lean
Nada particularmente extraordinario en esto de escribir. Quizá la persistencia, ese tozudo contar lo que irrumpe, el volcado tenaz, la transcripción falible, pero leer también es un oficio de alucinados, leer es una forma de perdurar, leer es un manera de aplazar la muerte. Uno escribe para que otro lea. Lo extraordinario está en abrir el libro, el prodigio consiste en dejarse contar. Es esa voluntad, la del leer, la que lo justifica todo. Ahí reside lo extraordinario.
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