"Mi gusto por lo narrativo me permite, por ejemplo, tener un grato comercio con los imbéciles; cuando debo tratar con alguien cuyas ideas detesto o cuyas opiniones sólo merecen desdén, procuro llevarle al terreno de la narración y hacerle contar algo: incluso los seres más ínfimos ocultan una odisea lamentableo atroz. Personas a las que no soportaría bajo ningún otro aspecto, llegan a entretenerme y - quién sabe - a interesarme como narradores. En cambio, no faltan amigos a quienes adoro pero cuyo trato se me hace pronto insufrible por su incapacidad para contar nada y su manía de atrincherarse en lo abstracto o en lo doctrinal. Uno quisiera decir al visitante inoportuno: "cuente su historia y lárguese", pero este proceder, caso de generalizarse, simplificaría quizá indeseablemente las relaciones humanas."
16.5.08
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Leer (otra vez)
Leer no garantiza que seamos más felices. Ni siquiera que la felicidad nos visite mientras leemos. Es incluso posible que la lectura nos p...
-
A elegir, si hubiera que tomar uno, mi color sería el rojo, no habría manera de explicar por qué se descartó el azul o el negro o el r...
-
Almodóvar c arece de pudor. Hitchcock tampoco era amigo de la contención. Cronemberg ignora la mesura y se arriesga continuamen...
-
E n ocasiones, cuando se ponía sentimental, mi padre me concedía una parte suya que no era la acostumbrada. Abría el corazón, mostrab...
No hay comentarios:
Publicar un comentario