Así que la princesa del asiento trasero del Cadillac ha regresado. La escolta un príncipe cincuentón que había estado coqueteando con el songbook americano, un poeta urbano con las dosis exactas de entusiasmo, pero bien pertrechado de nuevas historias de la ciudad, de rock and roll post-11s y de melodías tarareables, delicadezas narrativas marca de la casa, líneas sufrientes embutidas en un mullido paisaje sonoro (Girls in their summer clothes, mi favorita) o ásperas y atormentadas andanadas de guitarrazos que pesputan con musculada eficiencia la voz del príncipe, el Jefe, Bruce. Ha traído la armónica (suena poquísimo, no crean) y un excelente puñado de canciones a la vieja usanza que, lejos de su etapa gloriosa (alojada entre el apabullante Born to run hasta el Born in the USA), convence y casi conmociona. Estamos tal vez faltos de himnos y de hits para las radio-fórmulas y Bruce Springsteen saba (cuando se le antoja) despojarse de trascendencias y misticismos folkies para hacer lo que sabe: épica de garage, la música. Mary, la princesa, está feliz. Yo también, aunque ya me parezca imposible que haga algo mejor que Thunder road o The river.
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4 comentarios:
El Jefe es el Jefe. Lo he visto un par de veces. Nunca decepciona. Aunque haga folk o rock o pop. Es el Jefe. No hay discusión. Todo lo que hace es Genial.
Este ao ni lo he intentado, iba a hacerlo pero al final pudo el buen juicio y no hice lacola para conseguir las entradas. De nuevo el caos y los desastres de Tick Tack Tickets han conseguido que la única forma de disfrutarlo sea en Cd... ¡Otra vez será!
Pero nunca se fue. El Boss de resonancia folk siempre existió, recuerda Nebraska. Entre lo existencial y la negrura aspera con Woody Guthrie como referencia de fondo. Lo nuevo recuerda con fuerza al Boss de segunda velocidad. Entre Born to Run setentero y el Better Days de fin de siglo. Mucho arco para llenarlo si fuese otro con menos carisma, talento y energía. El Boss no se rinde, nunca lo ha hecho. Sólo que ha veces el circulo se estrecha demasiado y entrecorta tu voz.
Ok, Alex. Celebro el regreso con el disco nuevo, que llevo en mi cómplice amigo de paseos y recados, el ipod, pero celebro al jefe en casa con el triple en directo a todo volumen ahora que los vecinos no están.
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