"Existen males mayores que los que esos pobres de Haití están sufriendo estos días“. “También deberíamos llorar por nosotros, por nuestra pobre situación espiritual, por nuestra concepción materialista de vida” (Munilla)
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El obispo Munilla es un señor obispo que no dice cosas de obispo. Por lo que dice, a lo oído, esto no corresponde al cargo que ocupa y a la cultura que posee, pero tampoco tengo esto del cargo y de la cultura, pensando en detalle, claro del todo. Lo que ha dicho el señor obispo es teológico, es decir, ajeno al barrunto mental de quienes no entramos en esos resquicios del pensamiento espiritual: todo al hilo de la divina presencia del verbo episcopaliano, neocatecumenado y supervitamineralizado. Las cosas de la iglesia tienen estas cosas: que un obispo sale al púlpito y le da un palpito fonético, un calambre a la altura misma de la glándula semántica, que es donde el cerebro coge de un saco las palabras y luego las junta para que la lengua, un músculo pendenciero, las suelte. Deberíamos tener cuidado con lo que decimos, no vaya a ser que se entienda todo y después vengan los medios de comunicación y lo tergiversen. Es lo que pasa con ser un personaje público: que siempre hay por ahí un periodista con un micrófono, un gacetillero ávido de hueco mediático, un arribista vulgar que encuentra de pronto, en mitad del temporal, en esta ruina terrible que padecemos los españoles, un titular. El que ha dado el señor obispo Munilla viene a decir que peores males padecemos aquí que los caídos en Haiti: que lo de allí, más o menos, es menor que lo de aquí. No sabe este hombre de lo que habla. Tirar por ahí frases de este calado teológico no está al alcance del pueblo llano. Yo, en lo mío, soy prudente. Me freno en lo que puedo. Pienso en ocasiones barbaridades, pero la voz interior, la que me tiene tan a pie de suelo, me manda callar. Lo de este señor obispo ha sido un metedura de verbo. No hay que poner a caldo al gremio entero de los obispos. Ni siquiera hay que inferir que todos los miembros de la Santa Iglesia comulgan con las opiniones de este caballero de altas prestaciones sintácticas. A ver en Haiti qué piensan. Los suyos, los de su bando, a ver por dónde le cubren las vergüenzas. Se les van a acabar, al paso que vamos, los argumentos exculpatorios. Ah, tendrán que llorar por mí, porque tengo una pobre vida espiritual, al menos del tipo de espítu que blande este señor, y una concepción materialista de la vida. Con matizaciones, pero materialista, sí señor obispo...
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4 comentarios:
Apestan.
Jose C.
Estoy de acuerdo contigo.
Y no pienso llorar por tu espiritualidad, que ya eres mayorcito. Por la de Munilla sí.
No sé si tanto, Jose. Sé que por la boca van muriendo. Como el pez.
Es fácil estar de acuerdo con el sentido común, que es el menos común de los sentidos, como se dice. No llores por mí, por supuesto. Invítame a una cerveza mejor, amigo Pedro.
Es perder el tiempo todo lo que escribís. Yo ya dejo de perderlo, pero me solidarizo con vuestro asco. Salud, compañeros. José C.
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