Bello, es decir, Sergio Maíllo, entusiasta del teatro, me dijo anoche, en su colegio, en una fiesta de fin de curso, que buscara en Youtube su último trabajo. Yo me limito a concederme el gusto de colgarlo en mi página. Se lo merece. Picando, se accede a las demás partes de esta pequeña (y estupenda) obra de Alfonso Zurro.
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2 comentarios:
Hace muchísimo tiempo, muchísimo de verdad, que no veo teatro en un teatro como Dios manda, pero me sigue pareciendo una de las más nobles actividades del oficio de los que crean. Los actores crean igual que crean los que escriben para ellos. No me enrrollo, Emilio. Aparte de esta obra, que me ha parecido muy digna, ganas me están dando de volver otra vez a ese mundo del teatro de verdad, en los teatros, en esos templos de la mentira y de la felicidad. Y tu amigo Sergio me ha hecho pensar en todo eso. Le vaya bonito, que me acaban de decir. Ana
Está muy bien. Así da gusto ver teatro. Lástima de verdad que sólo podamos ver estas cosas en una pantallita "asquerosa" en vez de verlo como hay que verlo, en directo, en una butaca y disfrutando. Enhjorabuiena por la pagina.
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