En el principio no fue el Verbo. Antes que la palabra aposentara su maquinaria mitológica y la carne fluyese bíblicamente, antes de que Darwin encontrara agujeros en la teocracia del mundo y mucho antes de que CR7 hiciera temblar los cimientos mismos de la economía planetaria, antes de todo eso, ya estaban en el casting de esta historia los virus, las bacterias, los bichitos invisibles de los que salió todo. El mecanismo no lo entiendo porque yo soy de letras y la mecánica de fluidos, la cosa cuántica y el ADN me resultan materia abstracta al punto de que me parecen, más que contenidos de la Ciencia Moderna, argumentos de la Ciencia Ficción. De hecho cada día me siento más incómodo en la realidad y me encuentro más a mis anchas en la ficción, en ese territorio en el que Florentino Pérez, el Obama Blanco a decir de algún contertulio radiofónico con buenos reflejos semánticos, sería un personaje menos soberbio o nada soberbio y, por supuesto, no tendría esa labia de funcionario eficiente, hecho a manejar caudales y a repartir beneficios como el que sale a la puerta de casa y barre el polvo nocturno, entiéndame bien, y charla con las vecinas sobre los trastornos que dan los hijos. Pero hoy todo lo veo bajo merengue: veo el mundo convertido en un objeto comprable, vendible, alquilable, reformable. CR7 o CR9 es el icono absoluto. Vamos a escribirlo ahora de otra manera antes de que me venza el sueño (ha sido un día completo como pocos en muchos aspectos): al principio no fue el Verbo ni el Verbo devino Carne. Digamos que en esos arranques titubeantes de lo ya única y muy disciplinadamente orgánico lo que triunfó fue el glamour, la fascinación por lo ajeno, por lo que se nos vende como excelso. Y en aquel mundo unicelular, bicelular, pluricelular, en fin, multicelular para contento mío y finiquito del post, habría (no lo duden ni un instante) bacterias atléticas, mediáticas, destinadas a conquistar el mundo. Caso contrario difícilmente el mundo habría evolucionado para llegar a ser lo que hoy es. Ya saben: Pérez trayéndose a Kaká y a CR7 o nueve a la disciplina blanca. Eso de la disciplina, aplicado a un equipo de fútbol, siempre me llamó la atención.
No desvariemos: como me encanta flipar con el envés de las palabras, que dan cuartelillo para alumbrar argumentos peregrinos fascinantes, estoy pensando en ese instante primordial en el que una definida y marcadamente ya trascendente pareja de bacterias o de virus o de entidades vitales se miran, coquetean, se acercan, se tocan, se sienten cómodos en el magreo místico y dan como resultado final el instante primero. Todo muy pillado con pinzas. Porque esta paleoescritura de bloguero muy tocado a nivel cerebral viene por el glorioso fichake de Cristiano y por la clarividencia financiera y por el desparpajo mediático del señor Pérez. Suena sencillo: Señor Pérez. Díganlo bajito. Pronuncien: Señor Pérez. Repitan. Nada más sencillo. Hay otros Pérez en su planta del bloque o en la Asociación de Padres y Madres del Colegio en el que su hijo o su hija estudian la vida en cómodos fascículos coleccionables. Afuera la realidad se retuerce y a cada minuto que pasa el retorcimiento es más visible y menos nos molesta. Noventa y cuatro millones de euros es el número del día. Al principio no fue el Verbo: fue otra cosa. Y todavía está por ver el lugar al que nos dirigimos. Yo, tan falto de fe, iré al infierno. Y allí, driblando a todos los delanteros ingleses crápulas, estará CR7, que le de la fortuna muchos años de jolgorio celular. Porque lo de hoy no tiene que ser bueno. Algo pecaminoso se esconde en esa cifra monstruosa. O yo sigo ciego y no veo con claridad los driblings del mercado. Buenas noches.
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No desvariemos: como me encanta flipar con el envés de las palabras, que dan cuartelillo para alumbrar argumentos peregrinos fascinantes, estoy pensando en ese instante primordial en el que una definida y marcadamente ya trascendente pareja de bacterias o de virus o de entidades vitales se miran, coquetean, se acercan, se tocan, se sienten cómodos en el magreo místico y dan como resultado final el instante primero. Todo muy pillado con pinzas. Porque esta paleoescritura de bloguero muy tocado a nivel cerebral viene por el glorioso fichake de Cristiano y por la clarividencia financiera y por el desparpajo mediático del señor Pérez. Suena sencillo: Señor Pérez. Díganlo bajito. Pronuncien: Señor Pérez. Repitan. Nada más sencillo. Hay otros Pérez en su planta del bloque o en la Asociación de Padres y Madres del Colegio en el que su hijo o su hija estudian la vida en cómodos fascículos coleccionables. Afuera la realidad se retuerce y a cada minuto que pasa el retorcimiento es más visible y menos nos molesta. Noventa y cuatro millones de euros es el número del día. Al principio no fue el Verbo: fue otra cosa. Y todavía está por ver el lugar al que nos dirigimos. Yo, tan falto de fe, iré al infierno. Y allí, driblando a todos los delanteros ingleses crápulas, estará CR7, que le de la fortuna muchos años de jolgorio celular. Porque lo de hoy no tiene que ser bueno. Algo pecaminoso se esconde en esa cifra monstruosa. O yo sigo ciego y no veo con claridad los driblings del mercado. Buenas noches.
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6 comentarios:
Yo era pobre y al ver cómo trabajaba Florentino Pérez me convertí en dos pobres.
Mejor pobre que tonto, en ese caso, Gabriel. Y las cifras, conforme se va mirando el asunto, se multiplican. Tontos, pobres, qué más da.
Es usted una criatura tan retorcida como iluminada y su página es un hallazgo siempre. Y es verdad lo que aporta Gabriel. Tonto también pero sobre todo lo que somos es pobres, muy pobres. Yo por lo menos soy pobre como una rata. Menos mal que tenemos todavía para pagarle a tele... perdón... timofónica unos euritos y pasar un buen rato en la red. Saludos.
Con esto del Ronaldo están sacando todo de madre. A mi forma de ver las cosas lo más importante es que es una empresa privada que hace lo que quiere con su dinero. Si luego no da rendimiento, allá ellos. Los que vemos el futbol disfrutaremos. O no disfrutaremos, pero sobre todo nos estamos metiendo en donde no nos llaman. ¿Crisis? La crisis va por barrios y hay algunos que no van.- Alex
Sencillamente me parece una obscenidad, con crisis y sin crisis, igual que los sueldos de los altos directivos de las empresas. Me da igual que sea una empresa privada el RM o que no lo sea: es un insulto a la ciudadanía. Me da igual que CR7 o CR9 baile una sardana sobre el césped: es penoso y hortera. Me da igual que el Sr. Pérez sea el más hábil en los negocios: es un taúr.
Me dan igual todos, pero me apena.
Besotes.
Retorcido no me descuadra. Todo lo demás, a discutir. Gracias, Jaime.
Alex, obscenidad, se dice: el tal cr7 o 9 oarece un enamoramiento colectivo. Así que algo dificil de gobernar sin que entren los sentimientos.
Y sí, Isabel, tal vez sea obsceno, pero si nos ponemos a nombrar las obscenidades más terribles, hacemos un blog sólo para eso. O una oenegé. En fin, todo gira alrededor de un balance económico. Qué no. Me alegro, es otro asunto, que todo te vaya ya bien. Eso espero.
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