Debe haber mil razones para que un tipo se rasure al cero contra la opinión de todos los que le rodean. Ahora no se me ocurre ninguna y me miro al espejo y compruebo que a lo mejor todos tienen razón. Como tampoco me veo bien con pelo, desoigo lo que dicen y esbozo una sonrisa entre tristona y mecánica que confirma lo contento que estoy conmigo mismo y lo estupendamente que me llevo con mis vicios. El último, a raíz de un concierto de blues del que escribí unos posts más abajo, es escuchar blues a tutiplén. Hoy han caído, como a lo tonto, Robert Johnson (del que también he dejado una entrada a título devocionario) Muddy Waters, es decir los maestros, y Eric Clapton en su versión terrestre, sin el divismo que en ocasiones se coloca como indumentaria popular. Llevarse uno bien con sus vicios no sé si es una buena táctica para no aburrise en exceso. Soy de la opinión de que escribir es el vicio mayor y el de más difícil cura. Le conté el otro día a alguien, a pie de escenario, entre un tema y otro a cargo de Edu Manazas, que escribo con idéntica disciplina al pianista que mueve dedos por el teclado buscando desentumercerlos, encontrar la clave perdida, merodear la belleza sin entrar directamente en ella. De vez en cuando este extravío semántico da una línea salvable, pero todo lo demás (lo que echamos a los perros) es lo que vale en mi biografía. El tiempo entregado a contarme el mundo. Me rasuré al cero y miré el espejo y me vi desgraciado del todo. La misma cara de siempre, pero contada de otra forma. Las caras de las personas cuentan historias y mañana la mía tiene una nueva. Será eso (tal vez) lo que me mueve. He encontrado la razón por la que no les he hecho caso a los que se obstinaron en censurarme. Emilio, estate quieto. Que mañana vas a hacer el tonto. Pues eso. Y no cuelgo foto porque entonces todos los que tengáis el detalle de leer estas minucias vais a terminar dándoles también la razón.
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4 comentarios:
Yo me rapo a veces al cero y no soy músico de blues y aun así soy feliz. Préstate dos semanas y el mundo te verá distinto. Mejor aún, tú te veras mejor.
Estoy en ello. Y el verano es una época propicia para todos los estropicios. Jeje. Me alegro (infinitamente) de su nueva alma.-
Para mi, Emilio, aún tienes ese gran flequillo moreno y bien tieso,"echao pa lante" sobre tu frente,en el que a veces, si era preciso escondias tu mirada.
Un gran beso y felices vacaciones
Caty, qué alegría siempre ver que entras aquí y hoy hasta has dejado unas líneas. Ha valido la pena el rapado al cero, que ni aceptó mi mujer ni mi hija, de entrada. En fin... Tengo el flequillo en tu memoria. Eso ya no crece más. Jeje. La mirada, ahora, ¿dónde la escondo? Besos, amiga Caty, que tengas un verano PERFECTO tú y los tuyos. De verdad que me encanta que te dejes caer por aquí.
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